El cordero asado o guisado no es santo de mi devoción, pero su casquería me gusta mucho y tengo suerte, porque a Ángel también. No debemos comerla, pero una vez al año... no hace daño.Y así fue hace unos días. comimos unas carrilleras (la careta) de cordero asadas.
Sólo las preparo con sal, pimienta y ajo liofilizado. Las llevo al horno y, cuando casi están horneadas, les pongo 1/2 vaso de vino blanco. Dejo reducir hasta consumir el líquido y a servir calentitas, acompañadas de una ensalada.
El primer plato fueron unas pencas de acelgas rehogadas. Compré un hermoso manojo (tuve que hervir las hojas en 2 veces, porque no entraban en la olla) y, como a Ángel "lo verde" le va poco, hiervo hojas y pencas por separado. Las hojas fueron para mi hermana, que a ella y a los chicos, "lo verde" es lo que más les gusta. Las pencas las rehogué con ajo laminado, una pizca de pimentón dulce y una cucharada de vinagre de manzana.
El postre fue una Tartita Sacher, de Mercadona. Mitad para cada uno, que ya nos habíamos pasado bastante.

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