Como os decía antes, objetos que nos parecen feos o que tenían otro uso, con unos toquecitos, pueden quedar decorativos.
En este caso, se trataba de una botella de licor de café. (Si queréis ver su estado original, pinchad aquí). Me la regaló mi vecino Pepe, el padre de Mª Reyes, con licor de hierbas hecho por él, con la recomendación de no tirar la botella. Seguro que pensaba utilizarla, de nuevo, para sus licores caseros.
Pero, cuando se terminó el licor, pensé devolversela de otra manera. Y éste fue el resultado, para que adorne la cocina de su casa en Fuenterebollo, Segovia.
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